domingo, 3 de enero de 2010

El día en que el “Fantasma” salga a decir que él no tenía nada que ver con el gobierno de “Porras Orellana”

(Red Informativa Popular)
No pasará mucho tiempo, en que ya descubierto en todas sus tramoyas el señor Marcos Díaz Orellana, en todos sus proyectos derechistas, entonces veamos a sus tenaces colaboradores de hoy, miembros del Buró del PSUV, como Henry Navas, al Javier Trejo, al Fantasma, al Gabriel Hernández, al Alfonzo Rodríguez, y a tantos otros “radicales” del burocratismo, decir: “Yo nunca apoyé en nada a Marcos Díaz. Nuestro compromiso siempre ha sido y será con la revolución bolivariana y el proyecto que lidera el presidente Hugo Chávez: nosotros seguimos siendo más radicales que nunca. Si estuvimos en algún momento dándole apoyo al gobernador todo fue siempre de manera institucional. Nuestro compromiso es con la moral, con los principios, con la ética y con los valores socialistas” Veremos al Fantasma buscando a su grupo del Frente Socialista para seguir en la “lucha”. Lo veremos más rabioso que nunca hablando contra Baltazar Porras, contra los “infiltrados en el proceso”, delirante y desaforado incluso atacando al propio Marcos Díaz Orellana, llamándolo traidor, que se apartó de la causa del proceso, catalogándolo de canalla, de burro y de ser un hombre que engañó y decepcionó a todo el mundo. Esa ha sido su constante de siempre. ¿Quién no lo conoce en esta Mérida, cuando en su largo proceder en el ambiente de las protestas acababa cuadrándose con el gobernador de turno, con el rector de turno, con la élite empresarial de turno? Lo veremos tratando de encabezar marchas contra todo lo que se ordene desde la direccional de PSUV en Caracas. Lo veremos incluso hablando en contra del empresario Marín, hoy su íntimo colaborador en la dirección que regenta en la Gobernación. Lo veremos lanzar sus admoniciones contra la oligarquía y la Iglesia, se acordará otra vez de Nixon Moreno y lo maldecirá a los cuatro vientos. Lo veremos por todas partes tratando de recoger su larga capa de inconsecuencias. Él que quiere morir en olor de santidad de revolucionaria con un paso adelante y veinte para atrás. Díaz Orellana hundido en mil oscuros problemas, con lo de los honores a Baltazar Porras en la propia Gobernación, con sus expresiones desafortunadas sobre Bolívar, con los acuerdos tras bastidores con el paramilitar gobernador Pérez Vivas quien se vino abajo en el helicóptero que él manejaba (cuyo dueño es un connotado empresario de Mérida), con sus responsabilidades en el caso de la masacre de Onia, etc., ya muy poco espacio de movilidad para la mentira y el engaño le queda, y entonces tendrá que migrar irremediablemente hacia donde siempre ha estado: Copei, los sapos de la derecha, y entonces, ¿qué argumentos usarán los Henry Navas, los Diógenes Andrade, los Trejo, los Gabriel los Alfonso Rodríguez, para justificar sus cuadres a muerte con tamaño infiltrado? El tiempo no perdona, y los errores en política suelen fatales.